Reflexiones sobre las V Jornadas El Líder Imperfecto por Erkuden Senar

Las definiciones de éxito, liderazgo y soledad son subjetivas, distintas para cada individuo. Estamos en la era de la re-evolución y tenemos la capacidad de redefinir conceptos. El éxito viene definido por la RAE como la consecución de un resultado feliz, una buena aceptación y la terminación de un negocio o asunto. Pero ¿y si desligáramos la palabra resultado del término éxito? ¿Podría el éxito ser un precedente al resultado y el simple hecho de intentar alcanzar una meta convertirse en un éxito en sí? ¿De quién necesitamos la buena aceptación? ¿Del exterior? ¿De las personas cercanas que nos quieren y/o de las personas que a pesar de ser cercanas no nos gustan tanto? ¿Y si cambiáramos de paradigma y asociáramos el éxito únicamente a la aceptación interna, a la de cada uno con su conciencia?

Quizás uno de los orígenes de esa necesidad de aceptación externa, de sentir que encajamos en los círculos que nos rodean, incluso de esos casos de «rebaños humanos» en los que actuamos como si la inercia de la sociedad nos llevara a comportarnos y a pensar de determinada manera, sea la falta de educación emocional de nuestras generaciones. No recuerdo haber recibido lecciones en la escuela sobre cómo alegrarme del éxito de mis compañeros y compañeras.

El destacar provoca rechazo social porque no nos han enseñado a reconocer el éxito de los demás. Hemos crecido en una sociedad competitiva y capitalista, donde se premian los logros materiales y se fomenta el consumismo. No obstante, cambiar de paradigma es posible, y podemos desaprender para reaprender. Tenemos la libertad de elegir nuestros propósitos, nuestros objetivos y nuestra forma de ser. Soñar con crear una empresa que genere millones de euros no es ni bueno ni malo, como tampoco lo es aspirar a vivir en una aldea cuidando del ganado o ser una persona nómada que viaje de un lado a otro sin asentarse en un lugar concreto. El éxito es único para cada persona, el significado y definición del éxito es una interpretación personal. Es un privilegio poder redefinir y customizar lo que el éxito significa para cada uno de nosotros.

Tenemos la capacidad de alegrarnos del éxito ajeno y a pesar de ello, tenemos una tendencia generalizada a compararnos con determinadas personas y sentir cierta envidia. ¿Cuál es el subyacente de esos sentimientos? Son, sin lugar a duda, sentimientos tóxicos que los deberíamos alejar de nuestras vidas. ¿Por qué aparecen creencias como inferioridad, insuficiencia, duda, inestabilidad? ¿Cuál es la manera de alejar esas ideas negativas? ¿Cuál es la herramienta que nos ayuda a aislarnos de esas creencias irreales pero que a la vez parecen reales por la fuerza con la que las hemos integrado en nuestra mente? La varita mágica es la soledad.

Busca un lugar en armonía, bien sea un pico de montaña a 3.000 metros de altura o un rinconcito de tu casa con luz tenue y una manta de lana. Deja que tu mente se desate, que no siga reglas, que navegue y que se maree. Deja que las ideas fluyan, que los sentimientos buenos y no tan buenos florezcan, que las capas que tienes puestas al corazón vayan desapareciendo una por una. Escarba hasta encontrar tu esencia, hasta encontrarte a ti misma. ¿Quién eres tú? ¿Te gustas? La respuesta no es blanca o negra, hay una gran escala de colores. Quizás nos gusten algunas cosas, y otras no tanto. Estas últimas son las que nos llevan a las comparaciones y a la envidia.

La individualidad, que no debe ser confundido con el individualismo, nos permite el desarrollo personal, intelectual y emocional. Es una bisagra para la emancipación y el primer paso para la toma de conciencia, el entendimiento colectivo y la libertad. Si consigues conocerte, serás capaz de liderar tu vida. No olvidemos que el liderazgo se puede aplicar en varios contextos, desde el liderazgo empresarial o profesional, hasta el liderazgo social y personal. Si te conoces, sabrás cómo quieres encauzar tu vida. A veces las respuestas no estarán claras, pero apoyándonos en nuestra intuición, tomaremos decisiones (a veces conscientemente, otras veces por inercia de manera aparentemente inconsciente) que nos llevarán a dibujar nuestra vida, nuestro camino e iremos escribiendo nuestra propia historia. El auto liderazgo nos ayuda a escribir una bonita historia, un cuento lo más feliz posible con un personaje seguro de sí mismo, que tendrá que hacer frente a obstáculos pero que encontrará o construirá puentes para saltarlos.

La soledad, en definitiva, nos ayuda a retomar conciencia, reencontrarnos, recargarnos, reconectarnos y, por ende, a encontrar las respuestas y señales que necesitamos.

De tal forma, podemos hacer desaparecer el peso oscuro que tiene la soledad. Para mí, la soledad tiene una connotación positiva. La defiendo, la fomento y animo a la gente a probarla. Vivo sola, viajo sola, hago cosas sola… he encontrado la comodidad y la vida en la tierra desértica de la soledad. Que me guste mi propia compañía, pasármelo bien conmigo misma, cuidar de mi alma y mente, respetar mis límites, desafiarme para seguir avanzando en el alcance de mi propósito… toda esa coctelera es una señal de empoderamiento, valentía y confianza. El éxito no requiere necesariamente el haber conseguido un resultado satisfactorio. El hecho de intentarlo y no desistir ya es un éxito en sí mismo. Es posible hacer un cambio de paradigma, alejarnos de la idea capitalista de que el éxito está relacionado únicamente con la generación de grandes masas de dinero y la creación de empresas rentables. Podemos ir a lo granular, a las pequeñas victorias del día a día como hacer sonreír a alguien, cocinar una cena saludable para cuidar nuestro cuerpo o dejar de procrastinar aquellas tareas que tanta pereza nos dan.

En otras palabras, el éxito es aquello que nos hace sentir bien, que nos aporta un sentimiento de satisfacción y paz interior. Porque sentirse bien, significa estar conectado con tu esencia, estar alineado con tu propósito y valores, alcanzar un estado de equilibrio vital.  

Cuanto más me conozco, más me conecto con mi avatar de lideresa. Cuanto más auto lidero mi vida, más éxito tengo. «Cuanto más valiente soy, más suerte tengo».

Erkuden Senar

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