El poder del lenguaje es inmenso. Puede ser infinito, tanto como queramos que sea. Y esa es su virtud y su peligro. Y de ahí nace la necesidad de repensar y de desaprender palabras, conceptos, significados. Del uso y abuso que hacemos de ellas y de ellos. Equiparar el éxito al reconocimiento público. Rechazar la soledad porque somos animales sociales. ¡Qué razonamientos tan estrechos! Curiosamente desde el punto de vista psicológico, alcanzamos nuestra máxima plenitud de bienestar y motivación en aquellos momentos en los que estamos tan inmersos en lo que hacemos que incluso perdemos la noción espacio – tiempo. Y no por casualidad muchos de esos momentos se dan en el uso creativo de la soledad. Lucía hablaría de la tierra deshabitada, Joaquín de sus momentos de liderazgo a solas, cuando reflexiona sobre el día y de cómo se sienten y qué viven cada uno de los trabajadores a su cargo…
Necesitamos de forma urgente desprendernos de complejos y de conceptos manidos que hemos contaminado en pro del «qué dirán» o «lo que se espera que hagamos». Necesitamos que nos enseñen a descubrir y habitar esa tierra… A solas. Activar lo interno, despertarnos, para poder aportar, para poder liderar. Compartir y liderar desde la emoción. Sabernos competentes en lo que hacemos, autónomos, conectados desde nuestra afectividad. Liderar desde dentro para poder acompañar. ¡Alegrarnos y comunicar nuestros éxitos y reconocer y compartir los de los demás! Aprender que en la misma frase pueden ir juntos el éxito y el miedo, la emoción y la capacidad de liderar, la soledad y la motivación. Querida Erku… Yo también me siento cada vez más conectada con ese avatar de lideresa… Cuanto más tiempo paso conmigo. ¡Y me cae muy bien!
He liderado o intentado liderar equipos en mi trabajo. Lo sigo haciendo. Y no en pocas ocasiones he percibido cuestionamientos sobre mi forma de hacer algunas cosas porque era «demasiado emocional». ¡Qué miedo sentí la primera vez que lo escuché! Ese miedo que nos alerta de que algo no debe ser así. El miedo como emoción, necesaria y por tanto adaptativa.
Siento hacer spoiler y decir que «el cuento no es como nos lo contaron». No viviremos el éxito si no sabemos qué es el fracaso y no sabremos compartir, acompañar, liderar, si no nos autohabitamos antes.
Es cierto Marisa… Nos seducen las respuestas, ¡pero todavía más las preguntas! No dejemos de cuestionarnos ni de autopreguntarnos nunca.
Entonces tendremos esa maravillosa sensación de que estamos donde debemos estar. Haciendo lo que debemos hacer. Habremos tenido éxito. Seremos líderes.
El Líder Imperfecto 