Como en ediciones anteriores, los participantes de las IV Jornadas El Líder Imperfecto fuimos invitados a compartir nuestras reflexiones y preguntas en unos Postit que nos entregaron. Rellené cuatro o cinco en los dos primeros ponentes y cuando llega la tercera speaker trato de poner toda mi atención en su discurso dándome cuenta de que si escribo me pierdo su lenguaje corporal; así que centro la jornada en escuchar y observar. He aprendido mucho y he compartido más en estas cuartas jornadas. También me he divertido de lo lindo.
Haciendo un resumen de lo que ha supuesto para mí El Líder Imperfecto, tengo que decir que en las primeras Jornadas sentí que me empoderaba. Todavía no utilizaba esta palabra y, a diferencia de otras opiniones en las últimas jornadas, me gusta utilizarla y sobre todo sentirla. Había crecido, no me suponía esfuerzo alguno compartir mis opiniones, incluso pensaba que también tenía experiencias interesantes para contar.
De las II Jornadas El Líder Imperfecto me llevé trabajo para hacer. Mi tarea era dentro de mi iglesia cristiana; tenía que poner todo mi interés y entusiasmo en encontrar vías para que la mujer ocupase otro lugar dentro de ella. A día de hoy sigo con la tarea.
En las terceras jornadas no participé, y de ésta última me quedo con potenciar mi masculinidad. He descubierto que no es malo tener cualidades masculinas. Hubo un tiempo en que las escondí para gustar más a los hombres, GRAN ERROR. Me hacen sentirme segura, dudar poco y trabajar incluso con mi fuerza física.
Creer en lo que llevo dentro, sin ponerle etiquetas y potenciar todos mis talentos, será mi próxima tarea.
Marymen García Bañales