La incertidumbre, aunque no necesariamente negativa, es parte de la fragilidad humana. En un contexto marcado por la división de grupos y la creciente polarización, las personas parecen estar atrapadas en un laberinto de emociones contradictorias. En este escenario, se vuelve crucial que los líderes adopten una perspectiva más amplia y profunda, lo que les permitirá tener una visión más clara y tomar decisiones estratégicas acertadas.
En tiempos de incertidumbre, las reacciones pueden variar, pero dos son las más predominantes: el miedo y la esperanza. Mientras que el miedo tiende a frenar el avance, la esperanza tiene la capacidad de expandirse y abrir caminos. Aunque los desafíos que se presentan son sin precedentes y los desacuerdos pueden parecer insuperables, los líderes están en condiciones de superar estas dificultades, siempre y cuando amplíen su perspectiva, fortalezcan sus valores humanos y enfrenten el futuro con una actitud positiva y esperanzadora.
Antonio Casanueva Fernández. IPADE Business School
El Líder Imperfecto 